sábado

Está bien. Soy un tipo inmaduro.
Inmaduro en tanto verde. Falto de experiencia.
¿so what?
Estamos hablando de tiempo.
Y al tiempo lo único que se le puede hacer es esperarlo.
Y al futuro se lo puede modificar en el hoy.
En crear una tendencia (tenderle la cama).
Querer acelerar la velocidad a la que pasa el tiempo es una tontería.
Arrancás el tomate verde y sí, el tipo madura solo (especialmente si lo envolvés en papel de diario; algún gas que emite el mismo tomate se conserva entre noticias y acelera el proceso). Lo que sí, te sale un tomate insípido.
Una especie de flota-flota orgánico con el recuerdo remoto de haber querido ser tomate.
Ahora bien, si le damos tiempo al tiempo, el tomate sale rico. Jugoso, sabroso, rojo, nutritivo, natural y real.
La industria le hace eso a la gente y a los tomates.

Madurar tiene bastante que ver con aceptar.
Aceptar que las cosas son como son.
Y aceptar que todo puede ser cambiado con solo quererlo.
Que las cosas que uno quiere, las que disfruta, las que le hacen bien, un poco las elige y un poco no.
Como la familia, por ejemplo.
Curiosa y contradictoria la sensación de querer algo que hubiese querido no querer.
¿yo? Yo quiero lo que quiero.
Ahí se meten los otros.
Los que quieren que uno quiera lo que ellos quieren que quiera.
Yo, en cierto modo, quiero saberme responsable. Responsable en tanto consecuente.
En tanto responder por lo que uno hace, dice, es.
Todos tenemos que madurar un poco en este planeta igual. No solo yo.

La paciencia acompañada de la tranquilidad que otroga la fé (la fé en el hombre y en el futuro de los hombres) es un elemento imprescindible para dar lugar a la maduración orgánica de un individuo y en consecuencia la máxima expresión del potencial de su ser.

[Este es el tipo de cosas que al leer en un futuro no tan lejano pienso: "pará de chamuyar pibe". No los borro porque............ en el momento de escribirlas es como si fuera cierto]

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