jueves

Roberto Juarroz

Ir hasta el extremo es quedarse sin lugar,

porque el extremo no es un lugar,

más allá no hay espacio

y quien fue hasta el extremo

no puede ya retroceder.

Ir hasta el extremo consiste precisamente

en hallar la imposibilidad del regreso.

O quizà tan sòlo

la imposibilidad.

Y lo imposible no necesita lugar.

Siento que algo ha terminado.

No es la vida todavìa.

No es tampoco el poema,

ni la canciòn que me derrota,

ni el terco sueño que ata al hombre,

ni el antisueño que nos salva de dios.

-Debe ser el ir hacia las cosas:

ya he aprendido a dejar que ellas vengan.

Debe ser la raya de sumar:

ya las cuentas no me sirven de nada.

Debe ser la esperanza alternativa

de ir voceando tu nombre por la muerte.

-Siento que algo ha terminado.

Debe ser que algo empieza.


sábado


¿alguien notó que Quicksilver es mucho mejor palabra que Mercurio?

No que Mercurio sea mala. Pero para ser honestos QuickSilver le pasa el trapo.

Es tan... conceptual. Ya de por sí es una palabra dinámica.

Para definir el único metal líquido.

Una maravilla verdaderamente.

Señoras y señores...


Con ustedes...

La canción del siglo...


Entonces, esto...


Ovaciónes.
(el público se levanta, desbordado; uno se suicida de emoción)

miércoles

Traducido para los ignorantes


"oh, no, es bastante inofensivo... Sólo no demuestre miedo...
los calamares pueden percibir el miedo."

martes

Y bue', a veces pasa


Hoy asco y misantropía.

Es que los humanos...

miércoles

Abrochense los cinturones


Uy uy uy.

Cómo se viene el verano.

jueves

Me acuerdo que siempre me gustó.
Desde chiquito ya me llamó la atención.
Y cada vez que la escuchaba se me movían cosas en la panza.
Tan linda ella.

La palabra

Occipital

entra hoy en la lista.
De palabras favoritas.

Es parienta de Equinoccio, que también me gustó siempre. Pero no está al mismo nivel verdaderamente.


miércoles

.-

Ojito con lo que andan diciendo por ahí.

No se vayan a morder la lengua.

lunes

Balcón


De dónde salieron las plantas de mi balcón:
Algunas estaban aca desde antes que llegara. Son parte de la casa.
Hay algunas que quise tener. Y me encargué de que pasara. Esperando y estando atento, eventualmente tuve esa planta que quería.
La vi en una vidriera.
Si era muy cara esperaba. Eventualmente iba a tener la posibilidad de adquirirla.-
Iba atento. A los jardines ajenos. A todas las plantas que veía. Y si alguien la tenía le pedía permiso para sacar un gajito. Y si era un jardín en la calle lo sacaba con disimulo.
También están las plantas que me regalaron. Siempre aportan a la variedad dentro del todo. Y además son un vínculo directo con la persona que la regaló. "La planta de Ruda", por ejemplo -la Ruda payasa, no la ruda planta-. Cada vez que la riego el hilito de plata entre ruda y uno brilla un poco.
Y otro tipo de plantas que son los que terminaron en el balcón porque si no la vecina los tiraba, un aloe que le compraste a un linyera un día o unos morrones que crecieron por accidente, quién hubiera dicho que tirando restos de comida te iban a crecer morrones.

Por otro lado existen los yuyos. Los yuyos crecen. No hay vuelta que darle. No existe el método definitivo contra los yuyos. Crecen, y por más que los arranques van a seguir creciendo.
Ya tengo una postura frente a los yuyos.
Te vas dando cuenta.
De que hay yuyos que sí, y yuyos que no.
A los que no los arrancás ni bien los identificás.
Pero hay algunos no molestan realmente. No son invasivos y no estorban a las plantas que sí se supone deberían habitar la maceta. Entonces es mas sensato (menos estresante) volverse tolerante a los yuyos.
Y ahí te te podés dar cuenta de que en el fondo está bueno que estén los yuyos. Le da a la totalidad un toque de naturalidad. De "Está ahí, vivo. Le pasan cosas".
De hecho le dejan lugar a la sorpresa. Al imprevisto. Los dejás ser y te das cuenta de que algunos yuyos son MUY geniales. Y de pronto te ocupan media maceta y ahí los dejás. Porque re da que estén. Y jamás hubieses podido comprar o pedir un gajo. Si es un yuyo. Creció de pura suerte.
Igual de vez en cuando alguno no se recata y quiere pasar a un plano que no le corresponde. Hacerse de toda la maceta o asfixiar a sus cónyugues. A ese lo arrancás. Que se ubique. Para habitar macetas también hay normas de convivencia.

Por otro lado existen las pestes. Son los bichos y los hongos.
Son la destrucción. Vienen, bardean, liquidan y se pasan a la maceta de al lado. Son veloces y despiadados. No dan changüí.
Son diferentes a los yuyos. Tampoco hay un método definitivo contra ellos, pero a diferencia de los primeros, nunca está bueno que estén.
Además aparecen y como no hay una forma de barrerlos de un movimiento, hay que combatirlos con constancia y determinación.
En cuanto se los detecta empieza la batalla.
Cada distracción por parte de uno es una concesión de territorio.
Hay que preparar brebajes y aplicarlos a diario
Y si sucede que al atacar una planta son demasiados o traen un ritmo mayor del que uno es capaz de combatir, si no ceden ante ningún método, el obstinarse en liquidarlos puede llegar a ser un error. Les estás dando tiempo de esparcirse en las demás plantas.
Ahí lo que hay que hacer es un sacrificio. Se agarra la tijera y se cortan todas las partes verdes de la planta. Se le deja el tronquito nomás. Se les quita el alimento a las viles alimañas.
Es un sacrificio parcial. La planta generalmente tiene la intención de perdurar y la potencia suficientes como para renacer del tronquito, y rebrotar muy de a poco. Más fuerte que antes. Son hojas jóvenes nacidas de un tronco bien plantado.
A esa maceta durante un tiempo se le hace un tratamiento especial. Se la riega con brebaje. Y a todas las plantas a su alrededor también se las riega y rocía con brebaje para evitar posibles resurgimientos y liquidar huevitos malignos escondidos en recovecos oscuros.

Además de estos existen infinitos factores a tener en cuenta. Como la luz, el agua, la tierra, el tamaño de las macetas, etc.
Pero creo que por hoy fué mas que suficiente.

Sacando conclusiones de esto, se sucedieron en cascada:
  • Los yuyos y los bichos son una parte ineludible a la hora de tener un jardín.
  • Algunas cosas ineludibles resultan en que hubiese sido mejor ni haber intentado eludirlas en primer lugar, pero es imposible preverlo sin haber atravesado la experiencia.
  • La experiencia es la mejor forma de darse cuenta de las cosas.
  • En las plantas del balcón se reflejan muchas actitudes frente a todo lo demás.
  • Todo es un gran fractal. Cada detalle de la existencia se refleja en todo lo demás.
  • Hacerse cargo de un ser vivo es una gran responsabilidad, en la medida que uno así lo decida.
  • Toda responsabilidad es tal en la medida que uno lo decida.
  • Tener un jardín es un gran ejercicio de voluntad.
  • Etc

domingo

Sube, sube, sube la montaña.

Llega, llega, ya va a llegar a la cima.

Llega, casi casi llega y.... ¡llegó!

Ya está, llegaste. Al fin.

Pero parate. Pará ahí.

No! No des un paso mas. no! pará!

Fa. Y lo diste nomás.

Y te caíste. Y rodaste.

Y te cabieron las piedras y las espinas.

Y terminaste devuelta abajo.

Hecho mierda. Una piltrafa humana.

Te quedás ahí tirado un rato, pensando "que gil". Rumiando las consecuencias.

Y ahora bue'.

A sacudirse el polvo, sacarse las espinas, y arrancar devuelta. De cero.

Esta vez prestá mas atencion, nabo.